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Mostrando entradas de agosto, 2017

Introcómeme

Comerse el mundo desde dentro. Introcomerse. Que me introcoman. Que se me metan dentro, muy dentro, jueguen con mis fantasmas y aprendan a no huir de mis monstruos. Que huelan con ansia el manjar. Que disfruten descubriendo. Que descubran. Comerse mi mundo desde mis adentros. Introcomerme. Introcómeme. Hazte diminuto y entra en mi cabeza, tenedor y cuchillo, hambre infinita. Valentía de gigante. Si te pido que te marches, pelea un poco por el postre, por favor. Si te pido que te quedes, embelésate, introcómeme, deléitate. Yo ya lo hice. Es tu turno ahora.

Seis versos

Amor, si lees esto, debo decir que sí, esto es tuyo, y que ya estás fuera. Inmerecidos, pero estos seis versos son tuyos ahora. Odio no me queda; úsalos como quieras. Sé que no me importa. ¡Hace tiempo que dejó de importarme!

El cántico

El cántico es suave. El cántico es de color ocre, tiene las manos alzadas y verrugas en todas sus narices. El cántico es diferente. Tiene hojas en todos los pentagramas que intentaran emularlo, dificultando su copia. El cántico es de las brujas. El cántico es en el bosque. Sólo unos pocos lo conocen, por eso el cántico es el secreto mejor guardado desde que las estrellas cruzaron el firmamento por primera vez. El cántico tiene los ojos claros y los dientes amarillos, afilados, preparados. El cántico está aquí. Te muerde las orejas y pellizca el corazón. Es su turno. Ha llegado. Y todas las brujas del mundo miran al cielo.

Cuentonto: La pantera

¡Miradme! Vivo enamorada de una silueta difusa. El camino incierto de la esperanza. Tiene sentido, pues, que yo sea una sombra vacía. Sin rumbo, mecida entre flores de algodón. Como una cometa que ha logrado llegar a la cima del árbol más alto del parque y, desde ahí, contempla el horizonte. Sin ser el árbol metáfora relevante, siéndolo el horizonte; cristal infinito donde antepongo el adiós a cualquier otra cosa. Vengan a verme. Soy una agradable atracción turística. Les daré los buenos días y, si acontece y se da la ocasión, trozos de deseos y almas rotas: no sirven para nada, pero como reliquias suelen verse valiosas. Obsérvenme. Soy la razón inexplicable de cómo los pájaros empezaron a volar el primer día, y de las mantas suaves que acogen la esperanza de un sol cercano. Si pudiera gritar lo haría, pero no lo hago.